Por favor, no traigas “todo tu ser” al trabajo
Pilita Clark
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Pilita Clark
Dejé de ver The Apprentice hace un par de años, pero hace unos días encendí la televisión y descubrí que había sido un error. Ahí estaba Alan Sugar, el malhumorado magnate de negocios, recordándole al último grupo de concursantes sobre las dos cualidades que él siempre busca en un asistente de trabajo: “Hazme ganar dinero y no me molestes”.
Inmediatamente sentí una extraña ola de admiración por Lord Sugar. En seis palabras había resumido una verdad fundamental sobre lo que las empresas siempre han buscado en sus trabajadores, pero que cada vez más se rehúsan a admitir.
Pensé en esto unos días después, cuando un amigo me envió un correo electrónico sobre un anuncio de trabajo que acababa de ver. Había sido publicado por un banco donde él había trabajado, que aseguraba ser el tipo de lugar donde los empleados podían traer “todo su ser al trabajo”.
Mi amigo me dijo que nunca había escuchado esas tonterías. Tristemente, yo sí. Esta ridícula frase ha surgido cada vez más en oficinas en todo el mundo, intentando sugerir que las empresas son administradas por el polo opuesto de Lord Sugar y están tan ansiosas por agradar a sus trabajadores que desean que se comporten en el trabajo como lo harían en su casa.
Esto es evidentemente falso. Las empresas quieren trabajadores que sean diligentes y fáciles de manejar. Los trabajadores, dicho sea de paso, generalmente quieren colegas sociables y bien educados que se dediquen a su trabajo. Sin embargo, un rápido rastreo de LinkedIn me confirmó cuán lejos se había diseminado la idea.
Northrop Grumman, el importante vendedor de armas, estaba anunciando un puesto de editor de manuales de armas para unirse a una cultura que, según la compañía, “se nutre de curiosidad intelectual, de diversidad cognitiva y de empleados que traen todo su ser al trabajo”. El anuncio de KPMG para un analista económico insistía en que “queremos que traigas todo tu ser al trabajo y que verdaderamente maximices tu potencial”. En Australia el grupo de radiodifusión Southern Cross Austereo está a la caza de un periodista con la promesa de darle “todo lo que necesitas para traer tu mejor ser al trabajo”.
Esto presenta varios problemas, comenzando con que nadie en realidad tiene la menor idea de lo que significa trabajar con todo tu ser. Muchas empresas utilizan la frase para sugerir que están a favor de una fuerza laboral diversa e inclusiva, dos cosas que yo favorezco. Sin embargo, para otras, significa algo totalmente distinto.
Los primeros en abogar por todo el ser, como Sheryl Sandberg de Facebook, sugerían que esto quería decir no tener miedo a compartir tu vida privada con tus colegas, o “comunicación auténtica”, como ella explicó en 2013 en “Lean In”, su libro de mayor venta. No sé cómo cuadra esto con el desafortunado retrato de Sandberg que surgió en un reciente artículo del New York Times que alegaba que arremetió contra su personal después de caer bajo presión sobre la sospechosa actividad rusa en la red.
Pero tiene poco que ver con la descripción que ofreció la directora de PepsiCo, Indra Nooyi. Como explicó una vez, su empresa quiere ser un lugar “donde cada empleado puede traer todo su ser al trabajo y no sólo ganarse la vida, sino también tener una vida”. Con este fin, implementó horarios flexibles, guarderías y otras medidas para hacerles la vida más fácil a las mujeres que trabajan.
La idea parece significar algo totalmente diferente en Nueva Zelandia, donde el consejo municipal de Auckland probó recientemente traer un perro al trabajo por un día. Esto estimularía la integración, explicó un concejal, “ya que los empleados pueden traer todo su ser al trabajo”.
Uno de los aspectos más molestos de la idea es la creencia de que su ausencia significa un problema. Éste es el tema de un libro sobre el asunto, publicado este año por Mike Robbins, autodescrito líder del pensamiento y cotizado conferencista. Alega que sufrimos cuando no traemos todo nuestro ser al trabajo, porque perdemos mucho tiempo tratando de ajustarnos y no podemos hacer “nuestro mejor y más innovador trabajo”.
¿Pero es eso lo que hacemos? He trabajado con muchas personas inteligentes e innovadoras a quienes no les gustaba hablar mucho sobre su vida privada. Yo estaba perfectamente contenta pensando que se comportaban de modo diferente en casa que en el trabajo. Sospecho que pensaban lo mismo de mí.
Lo cual me lleva a mi última objeción. Las personas para quienes es más fácil ser ellas mismas son las que dirigen las cosas. Esto puede no ser justo. Puede no ser agradable. Pero dudo que nunca haya un mejor ejemplo de lo que verdaderamente significa traer todo tu ser al trabajo que Donald Trump.